Mujeres en la literatura

Esta Miriam no para de mutar, no para de desear, de anhelar, de buscar.

Hace unas semanas que no me siento a escribir aquí para vosotros y ahora es un poquito extraño. No os puedo negar que os he echado muchísimo de menos y, espero, que ese sentimiento haya sido recíproco. Todo está bien, de verdad. Pero el inicio de un nuevo año me ha otorgado la necesidad de buscar, de pensar, de reflexionar y de encontrarme. Esta Miriam no para de mutar, no para de desear, de anhelar, de buscar.

Y no sé si he llegado a alguna parte o no, pero estos días he leído mucho y he escrito poco. Pero, sobre todo, he pensando y reflexionado. Creo que esta entrada es necesaria para mi. Y, espero, que para vosotros. O para vosotras, mujeres.

Nuestro silencio

Algunos libros no eran capaces de satisfacer mis gustos personales, ya no digamos, indagar en la tierna madurez de mi alma

He estado intentando llenar un vacío que he soportado toda mi vida y no sabía de dónde salía. Un hueco en alguna parte del pecho, tal vez de la mente. Venga, no puedo negarle su protagonismo al corazón, que el mío es el que lo gobierna todo y no hay manera de hacerlo parar. Y él odia estar en silencio, odia estar enjaulado y odia no poder expresarse. Cuando era niña, y mi corazón también era demasiado pequeño, él no era capaz de hablarme con claridad y yo no era capaz de entenderlo. Por eso he tardado tanto tiempo en entender qué le pasaba a mi voz y, sobre todo, qué le pasaba a la literatura.

Era difícil en aquel momento entenderlo y ahora, tal vez, todavía lo siga siendo. Pero empezaba a notarme invisible. Quiero decir, no encontraba en lo que leía el reflejo de mi propia alma, algunos libros no eran capaces de satisfacer mis gustos personales, ya no digamos, indagar en la tierna madurez de mi alma. Y no me estoy refiriendo al hecho de encontrar mujeres que amasen a otras mujeres (esto, tristemente, ya era desear demasiado), me refiero a que era complicado encontrar personajes de mujeres de verdad. O de mujeres, a secas, que tuvieran un rol relevante que fuera más allá de la cosificación, objeto de deseo o damisela en apuros.

Tardé una eternidad en permitir que esas mujeres amasen a otras mujeres.

Esto sucedía de manera inconsciente, así que tengo que reconocer que este análisis lo estoy haciendo de manera posterior. Tal vez por eso estaba tan obsesionada con personajes como Pippi CalzasLargas o Celia Gálvez de Montalbán, dos de las escasas referencias a personajes femeninos fuertes que podía disfrutar. Todo lo demás, estaba protagonizado en su gran mayoría por héroes masculinos, topificados y masificados, dejándonos a nosotras en la injusta sombra del sexo débil.

Sin lugar a dudas, estos factores externos marcaron mis primeras páginas escritas. La Miriam niña, inspirada en un entorno puramente machista, escribía narrativa protagonizada por chicos que llevaban la acción (era mucho más común, por lo tanto, mejor) y las mujeres estaba a su alrededor, con más fuerza y más inteligencia sí, pero siempre a expensas de él (o ellos). Tardé un tiempo en decidirme que prefería que mis historias fueran protagonizadas por mujeres.

Tardé una eternidad en permitir que esas mujeres amasen a otras mujeres.

Ellas siempre han estado ahí

Salí con la sensación de haber aprendido en un par de horas el conocimiento de muchísimo años de lucha contra la resignación

Sí, lo han estado. Entre las grietas y las sombras. Esto último me lo ha enseñado Pilar Bellver (autora de A Virginia le gusta Vita y V y V Violación y Venganza) en la la presentación literaria a la que tuve el gusto de asistir hace unos días en la fantástica Librería Berbiriana de A Coruña. Salí con la sensación de haber aprendido en un par de horas el conocimiento de muchísimo años de lucha contra la resignación. Me di cuenta de que Bellver es uno de estas titanes que tanto hemos necesitado siempre, que nunca se ha querido callar y ha luchado por seguir manteniendo su propia voz. Pero lo más bonito era ver que allí estábamos otras mujeres escuchándola, acompañándola, sabiendo que lo que nos estaba diciendo era de verdad. Y sabiendo, también, que todavía queda mucho por hacer.

Las estoy buscando incansablemente durante los últimos meses. A esas mujeres que, de un modo u otro se han sentido como yo. Están en los libros, me acompañan y me hacen sentir mejor. Mis lecturas son, en su mayor parte, firmadas por plumas femeninas y eso no creo que vaya a cambiar jamás. Es verdad que el estudio de la literatura me ha empujado siempre ha leerme grandes obras consideradas prodigios coronadas por el sexo masculino por excelencia: Wilde, Salinger, King, Tolkien, Goethe, Dickens, Verne, Dostoyevski y un larguísimo, etc. Por ahí se nos cuela Shelley o Austen, pero con cierta discreción. Echando la vista a nuestra propia literatura, las impresiones no son tan diferentes: Cervantes, García Lorca, Quévedo, Lope de Vega, Cela, Alberti, etc. Lo peor es que nos empezaron a hacer creer que eso era lo mejor, lo que debíamos leer. Así que yo los leí, los leí a todos. Y ahí estaba ese hueco en mi pecho, insoportable. Y me decía: esto no me está llenando cómo debería. Y ya sabía por qué.

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Maravillosa ilustración de Gemma Martínez en apoyo de la iniciativa #LeoAutorasOct

Mis lecturas son, en su mayor parte, firmadas por plumas femeninas y eso no creo que vaya a cambiar jamás.

Luego encontré a Matute, a Laforet, y a Gloria Fuertes, Pardo Bazán, mi Rosalía, a Carmen Martín Gaite, Concepción Arenal, a Elena Fortún. Y más allá, a Virginia Woolf, a Atwood, a Pizarnik, a Plath, a Highsmith, a Munro, a Ferrante. Y vi su poder. Y vi la injusticia con la que se las había tratado.

Qué quiero hacer yo

La diversidad, todavía, hay que buscarla como agujas en los pajares. 

Nuestro camino es pedregoso. El #LeoAutoras y esta demanda constante e imparable de que tengamos el lugar que nos merecemos levanta asperezas, el entorno se pone nervioso y se sienten vulnerables. En realidad, puedo entenderlo. Son siglos de gobierno masculino sin precedente, sin que ninguna mujer osara ocupar su lugar en las artes literarias y dónde ellos gobernaban las tramas a su antojo. Ahora las mujeres somos más feroces, nos cortamos el pelo, llevamos pantalones y hemos tirado los tacones a la basura. Y, si nos maquillamos, lo hacemos solo por nosotras y lo que tengáis que decirnos de nuestro aspecto nos importa poco. Mucho menos nos importa que nuestras protagonistas empiecen a ser mujeres, siempre mujeres, mujeres que rompen con los tópicos y los estigmas a los que han estado siempre tan sometidas.

Yo quiero ser libre; y empezaré a serlo en el silencio de las letras que escribo cada día. Incluso, con cierto dolor, tengo que reconocer que pensaba que en algún momento tenía que escribir alguna historia donde mi protagonista no fuera una mujer o donde ésta tuviera que ser heterosexual. Ahora me puedo reír de tal pensamiento. ¿Para qué? ¿Acaso su representación no nos ha empachado hasta la saciedad? ¿Acaso no hay un catálogo infinito lleno de esas referencias? La diversidad, todavía, hay que buscarla como agujas en los pajares. 

Y finalmente, vosotras.

No puedo terminar este alegato sin ser consciente de que han sido muchas mujeres y amigas las que se han unido a mi camino poco a poco pero con fuerza. Y que, día a día, seguís ahí con esta lucha silenciosa de la que a veces no queremos darnos cuenta. Porque sí, las que me leéis sois en vuestra mayor parte mujeres (pero gracias aquellos lectores que también lo hacéis, que sé que también estáis ahí) y veo vuestros nombres en los comentarios, en las interacciones de Facebook y Twitter. Y pienso en lo titánicas que sois, y en la ternura que derrocháis. Y pienso en esta unión que tenemos sin tener que decirla en voz alta (ni siquiera en voz baja). Y pienso, tal vez dejándome llevar por el calor del momento, que os quiero de verdad y qué no sé que haría sin vuestro cariño y confianza al otro lado. O a mi lado.

Si escribo vuestro nombres esta entrada no terminaría nunca, pero ya sabéis quiénes sois. Mis mujeres, las que estáis desde el principio y las que acabáis de llegar. Las que me aceptáis con ternura, con las que comparto lecturas e ideales y las que me habláis desde el más profundo afecto y cariño.

¿Lo véis? Cómo nos estábamos necesitando.

Como necesitábamos estar las mujeres en la literatura.

 

Photo by Becca Tapert on Unsplash

Podéis encontrar referencias literarias de mujeres en el portal de literatura A Librería, del que formo parte.

32 Comentarios

  1. Esther Morera dice:

    Este reencuentro con tus palabras me ha removido de veras. Vaya, que confieso que he terminado de leer con una lagrimilla asomando y una oleada de calidez rebosando en mi corazón. Que las novelas que escribas tengan éxito siempre es un espaldarazo, pero que vengan a rellenar un hueco tan profundo que, cegados por la costumbre, por el ruido que nos rodea, apenas somos conscientes de que existe les confiere una relevancia especial. Y poco a poco las mujeres, todas, cada una con sus vivencias y circunstancias, iremos aprendiendo a alzar la voz usando nuestro propio lenguaje, y a buscar las palabras que realmente hablan de nosotras. Por que hasta ahora hemos mirado al mundo desde una perspectiva estrecha, sesgada. Y nos hemos estado perdiendo por lo menos la mitad.

    1. Remover, despertar, hacer sentir. Eso es lo que busco en mí misma cuando leo, y es lo que pretendo conseguir cuando escribo. Porque para mí, escribir, tiene algo de deber, de motivo, de trascendencia.

      Muchas gracias, Esther. Tal vez si te digo que pensar en que sabía que tú me leerías me animó a ponerme con esta entrada y a volver no me creas… Pero es cierto. Muchas gracias.

  2. Lecturafilia dice:

    Hola Míriam, pues si que te hemos echado de menos la verdad. Interesante tu entrada de hoy, me he apuntado ya desde el otro día cuando lo compartiste por las redes sociales el libro de A Virginia le gustaba Vita, que creo que me va a encantar. ¿Sabes? A mí también me está ocurriendo algo similar a ti, que necesito de las letras para buscarme, y para encontrarme.

    1. Ay, mi Tensy querida. Muchas gracias, significa mucho para mi que me leas y que me hayas echado de menos. ¡Qué bonito!

      Sigo también tus lecturas, ya lo sabes. Estamos muy unidas por la tinta de las páginas. Un abrazo.

  3. Elisa dice:

    Tienes un blog muy interesante,muy»de verdad».Da gusto leer cualquiera de las estradas que pones.La verdad es que hasta que no vi por casualidad lo de #LeoAutoras no me planteé si los libros que leo los han escrito hombre o mujeres.Empecé a investigar y creo que mi biblioteca está bastante equilibrada pero creo que por pura casualidad.Yo leo libros con el único criterio de lo que creo que me puede gustar y salvo alguna excepción no me he equivocado.Lo que sí eché de menos cuando estudiaba literatura en el colegio es que quitando a Rosalía de Catro las mujeres no existían.Tiempo tuve después para comprobar que eso no era verdad.Por eso este año voy a apuntarme todos los libros que leo y veré que % son de autoras.Espero no morirme de la verguenza dentro de 12 meses.Por cierto,sigue escribiendo libremente,a mi no me impora ni que tus protagonistas sean mujeres ni que no sean heterosexuales.Lo que está bien escrito no necesita más explicación.

    1. Mi querida Elisa, gracias, de verdad. No sabes lo bien que me vienen palabras como las tuyas para sentarme a hacer esto (lo que más me gusta hacer, por otro lado).
      Gracias por dedicar unos minutos a leerme y otros tantos en dejar tu comentario.
      Un fuerte abrazo, mujer mía.

  4. Has escrito uno de los artículos más bellos que he leído últimamente, así que doy por buena la espera. Cuánta razón tienes en todo Miriam, cuánto necesitabamos estar aquí, que estén ellas, recuperarlas, reconocerlas, vernos reflejadas en la literatura desde la primera persona. Una vez me preguntaron que por qué mis protagonistas eran siempre mujeres, mi respuesta fue «¿y porque no?» Los grandes literatos han escrito sobre ellos y sobre nosotras y ya es hora de reescribir la historia, las historias, desde nuestra perspectiva, desde nuestra ausencia, desde nuestra feminidad, contraponer nuestro mundo al suyo, porque lo que no se nombra no existe y nosotras hemos existido siempre, hemos pensado siempre y hemos escrito siempre.
    Gracias por estas palabras y un beso enorme.

    1. Gracias a ti, Nina, por leerme. Significa mucho para mí. Sé que este texto también te llega de manera especial como mujer, escritora y feminista que eres. Sigamos así, juntas, tenemos todavía mucho por hacer.
      Un abrazo enorme.

  5. Estamos alzando la voz, nos estamos quitando las cadenas y estamos desplegando las alas. Queremos vernos en el espejo y decir ‘ahí estoy yo, en la alegría de este personaje femenino, en el sufrimiento de este otro, en la duda de aquel’. No solo eso, sino que le estamos diciendo a muchas mujeres (y otras muchas nos dicen a nosotras también): ‘Yo te entiendo. Yo sé quién eres’. Y eso es muy bonito 🙂
    ¡Por más mujeres en la literatura!
    Un abrazo, Miriam, muy buena entrada 🙂

    1. ¡Y que sigamos creciendo, Fani!
      Muchas gracias por visitarme otra vez, tú también sabes de lo que he escrito aquí, mucho. Y eso los une innegablemente.
      ¡Sigamos en ello! Tenemos que aprovechar nuestra voz.
      Un abrazo enorme…
      Y gracias, gracias, gracias.

  6. Ana dice:

    Desde siempre las mujeres fuimos meros apéndices en todos los campos de nuestra realidad. Hemos sido secundarias a pensar de que nuestro talento y valia fuesen importante en nuestra sociedad. Los varones siempre por encima de nosotras, siempre llevando la voz cantante, siempre otorgándoles méritos.
    ¿Y nosotras? ¿Dónde quedabamos nosotras? ¿Y nuestra importancia?
    Pero llego un momento que las mujeres comenzaron a crecer, a dejar de doblegarse, a ser más importantes, a dar lo mejor de ellas mismas y a dejar constancia de ello.
    Hemos sabido ocupar el lugar que nos corresponde que, sin duda, no es el de damisela en apuros, ni mujer florero, ni mujer frágil. ¡¡Todo lo contrario!! Somos fuertes, valientes, luchadoras, con grandes cualidades para todo aquello que nos propongamos.
    En el campo de la literatura, tú has nombrado a escritoras fantásticas con grandes obras a sus espaldas. Ojalá sigamos disfrutando de novelas con sello femenino. ¡¡Es necesario contar con obras firmadas por mujeres!!
    En la vida ya hemos demostrado más de una vez que somos capaces de todo, que podemos conseguirlo y que para nada somos muñequitas delicadas y débiles.
    Gracias por tu reflexión Miriam. Ha sido un soplo de fuerza y unión.

  7. Muchas gracias por pasarte por aquí de nuevo, otra vez, por tu apoyo incondicional y, sobre todo, por creer en mí siempre (y soportarme jaja).

    Me alegra que te haya gustado el texto, tú también eres una de estas mujeres, de mis mujeres.

    Un abrazo.

  8. David Orell dice:

    Supongo que algún modo nunca entendí las diferencias intencionales entre el género masculino y femenino sobre las figuras heroicas. Igual yo lo veía de otra forma sin ser consciente de ello.
    El caso es que la Teniente Ripley de Alien es para mí, un héroe, o heroína. Sarah Connor fue otra que me marcó. Luego vino Xena y otras tantas que idolatraba en la infancia, y sigo idolatrando.
    ¿Sabes? Siempre me sentí muy raro por sentir admiración por las heroínas que por los héroes.

    Para el resto de las cuestionas que comentas, no puedo decir mucho más que secundar lo que tú ya has dicho. Así que, tan solo me queda felicitarte por este post 🙂

    ¡Besote!

    1. Muchas gracias por visitarme en casa, David. Un auténtico placer… ¡¡Muaks!!

  9. Miriam dice:

    Que nos estamos necesitando, valla que si. Este es un escrito tan lindo que me llena de emoción.
    Escribes libremente, tienes un corazón que no cabe en ti.

    Un abrazo

    1. Gracias, Miriam. Eres preciosa en todos los sentidos.

  10. Miriam Collazo dice:

    Que nos estamos necesitando, valla que si. Este es un escrito tan lindo que me llena de emoción.
    Escribes libremente, tienes un corazón que no cabe en ti.

    Un abrazo

  11. ¡Hola, Miriam!

    No conocía este precioso rinconcito, pero las casualidades de la vida me han llevado hoy a descubrirlo y la verdad es que, siendo sincera, ha sido un gran descubrimiento. Me encanta el título, el diseño, el estilo que tiene y, sobre todo – y más importante –, lo mucho que logran transmitir tus palabras. La verdad es que no es nada fácil, en los tiempos que corren, llegar al lector de esa manera. Se nota que escribes desde el corazón y te lo agradezco mucho porque es un placer leerte.

    En cuanto al post, ¡qué maravilla, de verdad! Me ha encantado leer las referencias a personajes femeninos de libros conocidos y también conocer a escritoras a las que admiras. A mí me pasaba un poco lo que a ti, de pequeña también solía escribir historias protagonizadas por personajes masculinos, hasta que me di cuenta de que eso tenía que cambiar. Como bien escribes, las mujeres siempre han estado y estarán en la literatura, solamente hace falta empezar a darles voz y protagonismo. Si pensamos en el mundo de la literatura siempre vienen primero a la mente nombres masculinos, pero creo que afortunadamente eso está empezando a cambiar y escritoras como Chimamanda Ngozi, Elvira Sastre, Alice Munro o Isabel Allende hacen que la gente empiece a valorar más la figura femenina en este mundo tan amado de las letras. Así que gracias, de verdad, por emocionarme y hacerme reflexionar con tus palabras.

    Solamente me queda decirte, de nuevo, que ha sido un placer dejarme caer por aquí. Espero pasar más a menudo por este lugar tan mágico porque la verdad es que merece la pena. Te dejo el enlace a mi blog por si quieres echarle un vistazo, pero vamos, que ninguna obligación: misspoessia.com. Yo, con haber pasado por aquí, ya estoy más que satisfecha.

    ¡Un abrazo enorme! ♥

    1. Muchísimas gracias por dejarme este comentario y por visitar mi pequeña casa. Me hace muy feliz que te guste y, además, me anima a seguir.

      Espero leerte más por aquí.

      Por supuesto, voy a visitar tu espacio sin más demora.

      Un fuerte abrazo.

      1. Gracias a ti por compartir tu magia, de verdad.
        Otro abrazo enorme para ti 😉

  12. Alberto Mrteh dice:

    Me encanta la fiereza con la que tratas el tema. Recientemente leí «Canción dulce» de Leila Slimani y me sorprendió que los personajes femeninos fueran muchísimo más profundos que los masculinos, que quedan como meros instrumentos para que avance la historia.
    Como supongo que puedes editar el comentario, te diré que «siempre ha leerme grandes obras» daña a la vista y te pido que elimines esta frase cuando lo corrijas, que no quiero quedar de alumno pelotillero.
    Un placer leerte siempre.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

    1. Muchísimas gracias por pasarte por aquí, Alberto. Valoro mucho tus comentarios ❤️

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