Hoy es un día muy raro, porque Galicia huele a ceniza y a dolor. Hay ese ambiente en las miradas de los gallegos que estamos heridos, y que no necesitamos banderas ni políticos para decirnos cómo tenemos que amar y querer lo que es nuestro.
Mis pensamientos están con todas esas hojas marchitas, esos animales fallecidos, con esa Naturaleza que está siendo asesinada. Y también, con mis vecinos, amigos y familiares que han pasado esta noche sin dormir.
Pero empieza a llover. Y no sabéis el alivio que eso me produce.
En mis novelas he reflejado sin pudor mi amor por mi tierra, mi país, por su espíritu libre y distinto. Y lo seguiré haciendo, porque me parece el lugar ideal para dejar volar la poesía.
Y parece mentira que todavía sigan naciendo reseñas de estas obras, que hacen ya más de un año que ha visto la luz. Como es el caso de Todas las horas mueren, mi segunda publicación. Una novela corta a la que me siento muy unida y de la que releo un fragmento casi cada día.
Por eso quiero agradecer especialmente a Libros y Mazmorras el haber escrito una reseña tan honesta, tan trabajada y tan pormenorizada. Empieza así:
Todas las horas mueren es una obra curiosa, que combina virtudes con algunos problemas de maduración de escritura. Encontramos dos historias paralelas, la de la anciana escritora Olivia y la joven maltratada Dorotea. Sus vidas se unen al final de una y el inicio de la otra en el Café de un remoto pueblo de Galicia. Entonces se ayudan a sanarse la una a la otra (hasta cierto punto).
Conocía el espacio, por eso tenía tanto interés y afán en conocer qué opinaban de mi literatura. Lo cierto es que incluso creo que han acertado al señalar sus flaquezas, algo que no siempre es fácil para el crítico literario:
Diría que la autora se esfuerza mucho en ser poética, en tener una prosa refinada y bien cuidada. A menudo le funciona. Luego llegan las ocasiones en que insiste una y otra vez en una idea, como si tuviera miedo de que no hubiera quedado lo suficiente clara
Y lo que más me ha llegado, es que ha sabido ver la clara influencia que ha tenido en mi la novela de Fannie Flagg Tomates Verdes Fritos.
Lo más curioso es que emplea el recurso de Pulp Fiction o de Tomates verdes fritos —entre otros— para formar una estructura que deje con más ganas de leer. Es decir, presenta escenas cortas alternándolas en diferentes momentos cronológicos, y así dar la impresión de que se cuenta algo más «grande»
Os invito a leer la reseña completa aquí. Y, también, no perder de vista ese espacio porque hacen un trabajo digno de admirar.
¡Pero aquí no termina la cosa! Porque comienza así de fuerte este lunes. Mi amigo y compañero de A Librería, David Pierre, ha tenido el detallazo de incluir una Reseña-homenaje de Marafariña en su espacio con motivo del #LeoAutorasOct
No podía evitar incluir a Miriam Beizana, mi mentora, en este octubre lleno de autoras. Por ello, hoy rescato una entrada del pasado y la retomo y remodelo porque su primera obra debe estar en este blog.
Actualiza asiduamente su blog Proyecto Ficción que os recomiendo seguir y leer. A pocas personas he tenido el gusto de conocer a las que el espíritu literario las mueva con tanta autenticidad.
Muchas gracias por recomendar así mi página, Miriam. Me sacas los colores 🙂
Comparto tu amor por «Tomates verdes fritos», tanto el libro como la película.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)