La imagen que pintamos de esa figura en nuestra mente se asemeja a la de un ser divino, extraordinario que llegamos a vanagloriar. Y lo que está por encima de la consideración de lo humano, tan vulgar, tan trivial, tan banal, forma parte de otro mundo.
La idolatración puede ser un gran sufrimiento y una poderosa decepción.
Precisamente de esto habla el tema que da título a esta entrada, el cuál venía escuchando esta mañana en el coche de camino al trabajo. Será mejor es una canción del último trabajo discográfico de la artista María Rozalen, probablemente una de sus canciones más profundas y logradas a pesar de su aparente sencillez. No resulta fácil, de todas formas, encontrarle el significado real aunque no pasa desapercibido el desgarrador sentimiento que transmite esa dulce voz rota, un tanto irascible. El videoclip de la misma tampoco ha servido para aplacar dudas. Sin embargo, y por suerte, la cantautora es dada a tratar con su público en los conciertos y actuaciones. En varias ocasiones llegó a explicar su verdadero significado.
Canta, narra, crítica, analiza la idealización que nos formamos hacia aquellos artistas a los que admiramos. Esto puede oscilar desde un músico o cantante, un escritor, periodista o filósofo. La imagen que pintamos de esa figura en nuestra mente se asemeja a la de un ser divino, extraordinario que llegamos a vanagloriar. Y lo que está por encima de la consideración de lo humano, tan vulgar, tan trivial, tan banal, forma parte de otro mundo.
Incluso más allá de la adolescencia, podemos llegar a sentir este tipo de admiración que es real y nos inspira. Nos alivia y nos hace crecer. En mi caso, muchos nombres de escritores han formado parte de mi altar intocable de figuras de las que imitar sus pasos, algunos de estos son contemporáneos, por los que existe la posibilidad de encontrarte con ellos en un momento dado y, si hay suerte, mantener una breve conversación.
¡Y qué mayor privilegio que tener el gusto de trabajar amistad con alguien en quien te inspirabas! ¡Puede ser muy enriquecedor!
En el citado tema musical se señala, con acierto y hermosura, el peligro de dicho acercamiento. No olvidemos que nuestro Dios particular es tan humano (¡o más!) que nosotros mismos, que tendrá sus propios defectos que no están contemplados por nosotros en ningún caso. A veces podemos llevarnos una terrible decepción, casi dolorosa, como cuando se quiebra un sueño y nos quedamos sin esa ilusión que nos recuerda que todavía somos niños. A Rozalén parece que le llegó a ocurrir, y a mí también.
Pero no siempre tenemos que referirnos a grandes figuras del panorama musical o literario. El mundo independiente ha creado auténticas celebridades en las Redes Sociales, donde este fenómeno fan puede acrecentarse, aunque de otro modo. La cercanía que los autores pueden tener con los lectores (o en otros ámbitos) puede ser bonita y, al mismo tiempo, peligrosa.
Yo he tenido buenas y malas experiencias en ese sentido. Ha habido diferentes Blogueros o escritores independientes que admiraba con sinceridad pero, a la hora de un acercamiento, esa magia parecía perderse. De igual forma, ha ocurrido precisamente lo inverso… ¡Y qué mayor privilegio que tener el gusto de trabajar amistad con alguien en quien te inspirabas! ¡Puede ser muy enriquecedor!
Parece, pues, que la línea se hace cada vez más difusa. Ya no existen tantos dioses (si eso, semi-dioses), ya no se evoca la perfección. Decía Rozalén que sería mejor dejarlos en la vitrina y no rozar ni siquiera su piel. En ocasiones probablemente.
Pero, en otras, nos perderíamos grandes cosas.
Por cierto, disfrutad del videoclip aquí. Es maravilloso.
Resulta que me he puesto a escribirte un comentario y dándole a la tecla… cuando me he querido dar cuenta ¡era más largo que el post!
Eso hubiera sido una total falta de respeto, cuando lo que quería decir era precisamente que me ha gustado mucho el razonamiento y la exposición. Pero demuestra: 1. que has conseguido interesarme. 2 que me has hecho pensar sobre el asunto. 3 que estoy de acuerdo 100%.
Tres estupendas razones para felicitarte. Enhorabuena.
¡Gracias, Israel! Me alegra que te haya gustado… Un fuerte abrazo.